Cuando llegamos a la tercera edad somos más vulnerables a la aparición de enfermedades y degeneraciones, pese a eso, envejecer no tiene porqué ser sinónimo de dolor y enfermedad.
Los ancianos pueden beneficiarse con los cuidados quiroprácticos proporcionándoles una mejor calidad de vida. Como demuestran numerosos estudios, el cuidado quiropráctico promueve la movilidad, la flexibilidad, el equilibrio y la coordinación en las personas de la tercera edad, además de reducir la necesidad de medicación.
La experiencia nos dice que pacientes de más de 75 años tienen mejor su salud en general y mejor calidad de vida. Son menos propensos a ser hospitalizados, a prescindir de asistencia en el hogar, padecen de menos enfermedades crónicas, hacen más ejercicio, son más independientes y menos propensos a utilizar medicamentos.